México: El reclamo democrático

Abstract

En el año de 1986, el Instituto Latinoamericano de Estudios Trasnacionales convocó a un seminario para discutir de manera central la política democrática en México, las condiciones históricas en que se ha vivido la democracia, en medio de tensiones y presiones, entre y hacia los diferentes sectores de la sociedad, como es el caso de los trabajadores y los sindicatos, así como el papel de instituciones tales como la iglesia y de los medios de comunicación, en especial la televisión. La crisis y la asfixia electoral, en el contexto de una dependencia que se ha profundizado cada vez más respecto de Estados Unidos; y un importante apartado de análisis de los desafíos a los que nos enfrentamos desde espacios e instituciones, todos los mexicanos. Asimismo, los análisis cerca de la articulación entre la educación, la cultura política, los partidos políticos y su dinamismo en la década de 1980, contribuyen a la presentación de un panorama que permitía desde la publicación de la obra, a definir las complicaciones en las condiciones para expresarnos con miras a recuperar un proyecto nacional y nacional. En la parte final del volumen se incluyen entrevistas a actores políticos como: Bernardo Batiz V., Jorge de la Vega Domíngue, Manuel Camacho Solís, Adolfo Sánchez Rebollo, Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo quienes desde su propia práctica política contribuyeron en aquel momento al análisis de la situación crítica del sistema político mexicano. Este capítulo forma parte del libro coordinado por Raúl Trejo, Rolando Cordera y Juan Enrique Vega: México: el reclamo democrático. El autor da cuenta del desgaste del movimiento obrero en las décadas setenta y ochenta del siglo pasado. Señala que durante años los dirigentes sindicales se apoyaron en el gobierno más que en sus bases, y que a partir de 1970 la relación entre gobierno y sindicatos comenzó una nueva etapa, caracterizada por fricciones, desatenciones y equívocos. Las reformas económicas y políticas emprendidas en aquel momento, condujeron a posiciones conservadoras, en tanto los líderes sindicales buscaron erigirse como defensores de los postulados de la Revolución Mexicana, aunque sin mayor impacto en antaño las decisiones del poder, como sucedió cuando tenían una mayor legitimidad. Lo anterior refleja la existencia de nuevos equilibrios sociales y orientaciones gubernamentales que el movimiento obrero no logró interiorizar. En esta lógica, Trejo Delarbre concluye que la existencia y continuidad de los sindicatos depende de que estos recuperen la vocación del quehacer político con la combatividad y la potencialidad de antaño, pero incorporando principios democráticos y las nuevas demandas de los sectores medios. Se incluye en este mismo registro el capítulo de Trejo: Pobrezas del sindicalismo. Acercamiento a un panorama pesimista del movimiento obrero y sus posibilidades.